
Búsqueda personalizada
Entra un tipo muy bragado a una cantina, se acerca a la barra y le dice al cantinero:
"Escuche bien lo que le voy a decir: sírvame siete copas de tequila, ni una más, porque tengo un grave defecto: cuando tomo más de siete copas empiezo a repartir las nalgas".
El cantinero, al escuchar eso, piensa que se va a divertir a lo grande.
Después de una hora, el individuo se termina la séptima copa, y el cantinero le insiste: "tómese la otra, yo la invito".
El fulano se niega una y otra vez argumentando su defecto. Pero ante tanta insistencia, acepta la copa y, en cuanto se la toma, le empieza a cambiar el rostro y al momento, saca una enorme pistola, apuntando a todos los que estaban en la cantina ordenando:
"Tú le das las nalgas a él, tú a este otro..."
"Escuche bien lo que le voy a decir: sírvame siete copas de tequila, ni una más, porque tengo un grave defecto: cuando tomo más de siete copas empiezo a repartir las nalgas".
El cantinero, al escuchar eso, piensa que se va a divertir a lo grande.
Después de una hora, el individuo se termina la séptima copa, y el cantinero le insiste: "tómese la otra, yo la invito".
El fulano se niega una y otra vez argumentando su defecto. Pero ante tanta insistencia, acepta la copa y, en cuanto se la toma, le empieza a cambiar el rostro y al momento, saca una enorme pistola, apuntando a todos los que estaban en la cantina ordenando:
"Tú le das las nalgas a él, tú a este otro..."
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Publicar un comentario